Una inmersión observacional en la vida junto a la salobre desembocadura de las dulces aguas del Río Amazonas en el Océano Atlántico se interrumpe por preguntas sobre la ética de incluir imágenes de deforestación. Imágenes que podrían crear problemas para el protagonista con la policía ambiental. La redacción se desenvuelve de forma experimental al invitar a la familia dentro del proceso de edición provocando una reconsideración del espectador sobre las decisiones editoriales ya tomadas. 

 

La película reflexiona sobre la ética global de la deforestación a la vez que nos enseña sobre su relación simbiótica con la cosecha del açai en lo alto de las delgadas palmeras. El açai ha sido el último cultivo de moda de Brasil y hoy se encuentra en bebidas energéticas y hasta en la dieta de Oprah. 

 

Las conexiones ecológicas entre vías fluviales, flora, fauna y su gente, sutilmente se entretejen, haciendo que los espectadores confronten todo lo que estamos perdiendo en la deforestación de las Amazonas, y los múltiples niveles de complicidad de esa pérdida.